Jorge Mazorra Soto Miembro del Grupo de Investigación de Ing. Eléctrica en Departamento de Ing. Eléctrica. Universidad de Córdoba. España.
*En la actualidad la energía eléctrica es la materia prima esencial para la industria y el sector de servicios o sector terciario. Es una materia prima inusual porque es requerida como un flujo continuo, no puede ser almacenada convenientemente en grandes cantidades y no puede sujetarse a pruebas de aseguramiento de la calidad antes de ser utilizada.
Es, de hecho, el ejemplo perfecto de la filosofía justo a tiempo (just in time), en la que los componentes o materiales son entregados a una línea de producción en el tiempo y punto de uso, por un suministrador confiable y aprobado, sin necesidad de inspeccionarlos. Para que el justo a tiempo sea exitoso, es necesario tener buen control sobre las especificaciones de los componentes, una alta confianza en que el proveedor pueda producirlos y liberarlos de acuerdo con las especificaciones y a tiempo, y un conocimiento del comportamiento global del producto con las componentes dentro de las tolerancias.
En realidad, la electricidad es muy diferente a cualquier otro producto, es generada lejos de los puntos de utilización, se mezcla en la red de transporte y distribución con más energía procedente de otros centros de generación y llega al usuario final después de varias transformaciones y muchos kilómetros de líneas aéreas y en muchas ocasiones de líneas subterráneas.
Asegurar la calidad de la energía entregada en los puntos de utilización no es una tarea sencilla y no hay manera de que la electricidad que se encuentra fuera de los estándares de calidad pueda ser retirada de la cadena de alimentación o rechazada por el usuario.
Para el trabajo normal de cualquiera empresa, es necesario suministrar de forma fiable a sus receptores energía eléctrica en la cantidad necesaria y con una calidad determinada.
Sin embargo, un sistema eléctrico real no cumple con las características ideales mencionadas anteriormente. En la práctica, las redes eléctricas presentan una serie de perturbaciones que alteran a la calidad del servicio.
Cada una de estas perturbaciones de la calidad de la energía tiene causas diferentes, algunas tienen su origen en la red de suministro, determinadas en particular por las actividades de la producción, transmisión y distribución de la electricidad y los eventos y perturbaciones que ocurren, y otras en la red de los consumidores, determinadas fundamentalmente por la operación de las cargas contaminantes (cargas perturbadoras), puestas a tierra deficientes e interferencia electromagnética, y en algunos casos por ambos.
La calidad de la energía no puede ser garantizada solamente por el operador de la red; una red eléctrica se comporta como vasos comunicantes ya que las acciones que tienen lugar en una de las partes afecta a las otras.
Los operadores de la red están obligados a suministrar energía de buena calidad y por otra parte los consumidores no deben introducir perturbaciones en la red eléctrica ya que las mismas pueden afectar no solo a la generación y transmisión, sino también a otros consumidores.
El establecimiento de los límites de los indicadores que caracterizan la calidad de la energía eléctrica, dados por las normativas existentes, se han realizado sobre la base de garantizar el correcto funcionamiento de los sistemas y receptores eléctricos, o lo que es lo mismo para garantizar la compatibilidad electromagnética, la infracción de estos límites conlleva efectos negativos tanto técnico-económicos y energéticos como ecológicos, que se reflejan en las pérdidas tecnológicas, en el aumento de las pérdidas electromagnéticas y en el deterioro del medioambiente.
Toda esta problemática se trata en detalle en el libro publicado en Amazon: Calidad de la Energía Eléctrica. Incidencia técnico-económica-energética y ambiental en empresas industriales y de servicios.
*Las referencias bibliográficas se encuentran en el libro citado.
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