Mercado Eléctrico

El Fiat Topolino es el triunfo del auto eléctrico donde más sentido tiene: el no-auto

Después de un primer acercamiento, es oficial: el Fiat Topolino ha sido desvelado por completo. El pequeño coche (no-coche, en realidad) de los italianos ha recibido unas atenciones por parte de la marca propias del lanzamiento de un modelo completamente nuevo. Menor, sí, pero no ha sido algo que Fiat ha querido pasar por alto.

Tiene mucho sentido, además. Porque el pequeño Fiat Topolino es un pequeño filón que puede resultar extremadamente rentable para la marca. Es un cuadriciclo ligero con unos costes mínimos de fabricación pero cuyo ADN le permite jugar hasta el extremo con diferentes posibilidad.

Y, además, tiene todo lo que deberían haber tenido los primeros coches eléctricos.

Fiat Topolino, el cuadriciclo ligero y eléctrico es oficial

Son 2,41 metros de coche, con un motor de 8 CV que extrae la energía de una batería de 5,5 kWh y promete una autonomía máxima de 75 kilómetros. Si sólo tuviéramos estos datos en la mano no sabríamos si estamos hablando del nuevo Fiat Topolino o del Citroën AMI. Son, sin ninguna duda, el mismo coche.

Ambos son cuadriciclos ligeros. Es decir, con el reglamento en la mano no podríamos decir que son coches eléctricos, igual que tampoco podríamos llamar «coches sin carné» a los vehículos conocidos popularmente con este nombre.

El concepto, por tanto, da una idea de la fe que Stellantis tiene puesta en el proyecto. Una fe que tiene mucho sentido.

El Citroën AMI es un vehículo muy atractivo para moverse por ciudad con trayectos cortos en los que aspiramos a no pasar mucho tiempo dentro del coche. Un vehículo que apenas tiene una estructura que nos cobija a nosotros, al volante y la batería. De hecho, prescinde intencionadamente de cualquier elemento de confort.

Sólo así se puede ofrecer un coche eléctrico perfectamente funcional en el entorno urbano. Tan simple que la zona frontal y trasera sólo las diferencia el color de las luces. Tan simple que las puertas se abren en sentido contrario porque, sencillamente, son la misma puerta. Tan simple que, para salvar esta solución, se puede colocar una pequeña cuerda como en el Fiat Topolino y simular la entrada a un espacio restringido, como en una discoteca o en un restaurante de buen precio.

No es casualidad, es exactamente el tipo de público al que va dirigido un cuadriciclo ligero y eléctrico de este tipo. En Citroën nos confirmaban que buena parte de los clientes eran familias adineradas o personas mayores que sólo buscaban un coche para hacer la compra mínima en el supermercado, moverse por una urbanización o bajar a la playa de la forma más cómoda posible.

El giro al Fiat Topolino y todo lo que desprende el coche demuestra que en Stellantis han ahondado en esta idea. Estilo años 50, el Topolino huele a Italia. Detalles como la bandera, la decoración con franjas de tonos pastel y la puerta en formato cuerda apunta a un público que buscará en el cuadriciclo ligero eléctrico algo así como un complemento de moda.

Personas que se pueden permitir un coche que en Italia y Francia costará 7.499 euros (sin ayudas a la compra se acercará a los 10.000 euros) pese a no superar los 45 km/h por reglamentación. Pero que, probablemente, encuentren más atractivo estéticamente que el Citroën AMI, más clásico que el hermano francés y menos rompedor.

Se venderá en dos versiones, una cerrada y con puertas, como el coche francés, y otra descapotable, denominada Dolcevita, la cual incluye el cordón para la entrada, el techo es de lona y el salpicadero es más colorido.

Además, llega con una batería de accesorios que dan mucho juego. Entre ellos, destaca el portaequipajes traseros, perfecto para transportar una pequeña mochila o maleta con la que ir a la playa. También estará disponible con el color Verde Vita un altavoz Bluetooth, un ventilador USB, botellas que guardan el calor y el frío o, incluso, unas fundas para el asientos que se pueden utilizar como toallas.

Incluso en las imágenes se muestra una pequeña ducha con una manguera que sale del coche. No sabemos eso sí dónde se almacena el agua o dónde estará disponible la bomba para poder utilizar esta suerte de ducha móvil.

Un coche eléctrico perfecto que es un no-coche

Cuando hablamos del coche eléctrico, es habitual pensar en vehículos de gran tamaño, pesados y caros que están tratando de vencer las fuerzas de la física para arañar el mayor número posible de kilómetros. Es por donde ha empezado la industria a moverse con el coche eléctrico, empujados por las reglamentaciones y el propio mercado.

Sin embargo, donde más sentido tiene el coche eléctrico es, contrariamente, en la ciudad. Es donde la tecnología tiene más sentido. Donde los vehículos de combustión más gasto realizan y donde sus componentes más sufren. Sin embargo, el coche eléctrico es donde mejor se mueve: silencioso, sin vibraciones y maximizando las virtudes de su batería.

Este tipo de coches suma, además, la ventaja de ser un coche extraordinariamente ligero. Moverse por la ciudad con él es divertido, pues sus reacciones son muy inmediatas y el radio de giro es muy pequeño. Además, con sus 2,41 metros es sencillo aparcarlo en cualquier lado. Ideal para empresas de carsharing también.

En comparación a un vehículo sin carné de combustión, no hay comparación posible. Allí donde un coche de este tipo es incómodo en su traqueteo y muy ruidoso, un Citroën AMI o un Fiat Topolino carecen de cualquiera de estos inconvenientes.

Las marcas, sin embargo, necesitando hacer enormes inversiones en I+D+i para sacar adelante una exigida oferta de coches eléctricos, han tenido que empezar la casa por el tejado, con coches de mayor precio, con autonomías que en ocasiones son complicadas para encomendarse a un viaje y que en países como España, con una red de cargadores que todavía tiene sus deficiencias, está costando arrancar.

Stellantis, sin embargo, ha sabido encontrar un nicho de mercado para el que el coche eléctrico es perfecto. Con una gran ventaja: es extremadamente rentable. Los costes de producción son muy bajos. De las fábricas que PSA tiene en Marruecos sale un coche que empezó con una buena acogida y ha terminado por abrazar las series temporales y limitadas que elevan aún más su precio.

Aunque con un toque rompedor, el público al que va dirigido es claro: personas adineradas que pueden pagar cerca de 10.000 euros por un coche que no pasa de 45 km/h. Para ellos, es ideal si carga en el garaje de casa con una toma doméstica en apenas dos o tres horas. De hecho, en las fotos de prensa de la versión Buggy del AMI se pueden ver a personas jugando al golf y se deja entrever el morro de un Jaguar. Es el mensaje de: «el segundo coche (y eléctrico) perfecto».

Con el Fiat Topolino se va un paso más allá. La marca, como Citroën, tiene experiencia en hacer vehículos de bajo coste, de alta demanda y, además, está muy ligada a la cultura italiana de la moda. El Fiat 500 y sus continuas series especiales, como las de Gucci, Armani, Bulgari o Kartell son buenos ejemplos de ello.

De momento, marca ha rescatado una denominación mítica para el vehículo y todo indica que llegarán más versiones de este tipo en el futuro. Es una forma de sacar, aún más, partido a la fabricación, pues los costes apenas se encarecen y al cliente se le puede cobrar un extra con cada nuevo lanzamiento.

De hecho, no son los únicos que persiguen la filosofía del cuadriciclo ligero, sencillo, barato y eléctrico. Stellantis también ha empezado a coquetear con la idea de llevar el proyecto a Opel. Microlino está a punto de llegar a nuestro país con una apuesta que también mira al pasado para ofrecer un coche eléctrico de muy bajo precio.

El Mobilize Duo cuenta con dos versiones, enmarcándose dentro de los cuadricilos ligeros o pesados, en función de si se necesita más o menos potencia. En este caso se ha optado por una estética rompedora pero es el mejor ejemplo de que el Renault Twizy fue, como el ZOE, un adelantado a su tiempo.

Por encima, el XEV Yoyo demuestra que en China también están pensando en entrar en este tipo de mercado, aunque en su caso es un cuadriciclo pesado que, en este caso, sí necesita carné de conducir. Liux, startup española con la que hablamos unos días atrás, han cambiado su proyecto de lanzar un coche eléctrico a un cuadricilo pesado y eléctrico, al entender que el mercado es creciente y los costes de producción son mucho menores.

Antonio Espinosa, su CEO, nos confirmaba que entre sus planes también está el lanzamiento de pequeñas series limitadas que otorguen un valor añadido con cada nueva tirada.

Y a ello se suma que en Europa hace tiempo que los cuadriciclos pesados se pueden conducir con menos de 18 años. De hecho, en España también se ha puesto encima de la mesa la posibilidad de poder obtener el carné B1 antes de llegar a la mayoría de edad, un paso más para que la base de clientes aumente, tanto entre los particulares como en el carsharing.

Fuente: xataka.com

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