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¿Por qué Sudáfrica se está quedando sin energía eléctrica?

Unas plantas obsoletas de producción energética basadas en carbón y corrupción en la compañía estatal Eskom son las principales razones. Aunque los apagones en este país africano ocurren desde hace más de una década, este año han sido los más duraderos. Mientras que, a pesar de las promesas de transitar a energías limpias, los suministros eólicos y solares siguen siendo mínimos.

Los cortes de luz son cada vez más duraderos en Sudáfrica. Aunque uno de los países más ricos del continente enfrenta problemas de energía desde 2007, el año pasado los apagones se duplicaron y en lo que va de 2023, han alcanzado un nivel sin precedentes. La energía se va en ocasiones durante 10 o 12 horas, lo que genera los ‘loadshedding’, como le dicen en el país.

La situación es tan delicada, que el Gobierno de Cyril Ramaphosa declaró estado nacional de desastre, el cuarto que ha decretado. Los otros dos han sido por inundaciones, y un tercero a causa de la pandemia del Covid-19.

La declaración le permite al Gobierno que lugares como hospitales o plantas de tratamiento de agua no se queden sin luz, y también facilita los pasos legales para que Sudáfrica le compre energía a países vecinos, entre otras medidas.

Pero el problema de fondo permanece y este radica en la compañía estatal Eskom, que provee el 95% de la energía que consumen los casi 60 millones de habitantes de Sudáfrica.

La comisión que dirigió el juez Raymond Zondo determinó en abril de 2022 que la junta directiva que estuvo en el Gobierno de Jacob Zuma debería enfrentar un proceso penal por lo que consideró una “cultura de prácticas corruptas”. El informe señaló que Eskom suministró carbón violando las regulaciones de la compañía y que, en 2015, tuvo contratos con la empresa consultora McKinsey por montos hasta diez veces superiores a los ingresos de Eskom.

Además, la empresa utiliza plantas de energía basadas en carbón y gran parte de su infraestructura es obsoleta. Por un lado, la mala gestión ha provocado retrasos en la construcción de nuevas centrales eléctricas de carbón. Y por otro, el dinero que recauda Eskom es insuficiente para renovarla, pues desde los tiempos del Apartheid, la compañía subsidiaba la mayor parte de la electricidad de las grandes industrias. En ese entonces, la energía se suministraba solo a una minoría blanca. Aunque el Apartheid terminó, el legado de los precios bajos se mantuvo, por lo que Eskom depende principalmente del dinero del Estado.

Aun así, la compañía exporta energía a países como Botswana, Mozambique, Namibia, Esuatini y Zimbabwe. Ya que Sudáfrica tiene una de las tasas de electrificación más altas del continente, con cerca del 70% en las áreas rurales y más del 90% en los centros urbanos.

Energías limpias: una solución a los apagones en Sudáfrica

Hasta ahora, el país africano depende altamente del carbón. Este combustible fósil provee más del 70% de la electricidad que se consume en Sudáfrica, por lo que es un suministro 21 veces más usado que el gas natural y ni siquiera comparable con el 1% que representan energías como la eólica o la solar, según la Agencia Internacional de Energía.

Esto a pesar de que, en el ranking mundial, Sudáfrica ocupa el puesto 14 de los países que más gases de dióxido de carbono emiten. Por eso, una transición energética no solo es una solución a los apagones, sino que además es una vía para lograr la neutralidad de carbono, que Eskom prometió a 2050.

Por eso, en el plan integrado de recursos de 2019, el Gobierno de Cyril Ramaphosa se trazó la meta de aumentar la capacidad eléctrica del país con energía eólica (que produciría 14.400 MW a 2030) y solar (con 6.000 MW). Además, prometía desmantelar varias centrales de carbón a 2030 que producían un total de 10.000 MW, y reemplazarlas con energías renovables y gas.

En 2020, se creó un programa que le daba el aval a productoras independientes para que generaran energía, por fuera del sistema de Eskom. A 2021, esto le permitió al programa de adquisición de productores de energía independientes de energía renovable comprar 6,4 GW de 112 compañías.

Un año después, en julio de 2022, Ramaphosa lanzó el plan de acción energética, con el que levantaba el umbral de licencias y flexibilizaba aún más la producción privada y también le apostaba a mejorar el rendimiento de las plantas energéticas que tenía Eskom.

Si bien para 2023 todos estos esfuerzos lograron aumentar un poco las energías limpias, a hoy siguen siendo mínimas frente al carbón.

Y, al contrario, mientras el Gobierno insistía en una transición energética, también desarrolló dos nuevas centrales eléctricas de carbón, llamadas Medupi y Kusile, que producen casi lo mismo que la energía solar planteada en 2019, pues generan 4.800 MW.

Adicionalmente, el Gobierno pretendía abrir una adicional, llamada Thabametsi, en la que la empresa francesa Engie quería invertir. Sin embargo, en diciembre de 2020, el Tribunal Superior de Pretoria tumbó el proyecto argumentando que su producción de 1,2 GW iba a ser una de las más contaminantes del mundo.

De esta manera, Sudáfrica prometía energías limpias mientras reforzaba el carbón. Y hasta ahora, no ha encontrado solución a sus apagones que son cada vez más prolongados.

Fuente: france24.com

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