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La industria aeronáutica se ha empeñado en resucitar a los dirigibles. Cuentan con un aliado: paneles solares

  • Solar Airship One medirá 151 metros y estará cubierto de 4.800 m2 de placas que le suministrarán energía
  • «La generación eléctrica procede de dos fuentes: el sol y el hidrógeno», explican sus responsables

Casi 90 años después del desastre del Hindenburg, el accidente que grabó en la retina de varias generaciones la imagen de un dirigible llameante en pleno vuelo, el sector aeronáutico vuelve a reivindicar el valor de los aerostatos. Y a lo grande. A lo largo de los últimos años se han ido desplegando sobre la mesa varios proyectos de dirigibles, todos ambiciosos, todos espectaculares, como el Pathfinder 3, Airlander 10 o Air Yacht. Ahora la firma francesa Euro Airship quiere sumarse a esa lista con una propuesta con reminiscencia de las grandes exploraciones del siglo XIX.

El motivo: lo que persigue es fabricar un enorme dirigible de 151 m capaz de emprender una travesía de más de 40.000 km en 20 días sin escalas.

¿Cómo es su dirigible? Bastante grande. Y con un enfoque sostenible. Al menos según la ficha técnica y las pinceladas que la propia compañía ha compartido en su web, en la que comparte algunas de las características de un dirigible rígido que ha decidido bautizar Solar Airship One. La nave medirá 151 m de largo, dispondrá de un volumen de expansión de helio de 53.000 m3 y su envolvente estará cubierta de alrededor de 4.800 m2 de paneles solares que alimentarán sus motores. «La generación eléctrica procede de dos fuentes: el sol y el hidrógeno», explica.

¿Y cómo funcionará? Dependerá de si hablamos de horas con luz solar o sin ella, como detalla la propia empresa. Su planteamiento es que los casi 5.000 m2 de película fotovoltaica que cubren el dirigible suministren energía durante las horas diurnas y que el excedente de electricidad se almacene en pilas de combustible que produzcan hidrógeno mediante el proceso de electrólisis del agua.

«Para evitar los momentos de inercia asociados al uso de helio, la aeronave se compone de 15 envolturas de gas. Cada una se gestiona de forma individual, lo que permite responder al instante y anticiparse a fenómenos meteorológicos», detalla. A mayores Euro Airship destaca otras dos características de su aeronave: una doble envoltura que ayuda a su maniobrabilidad al margen de cómo sean las condiciones meteorológicas y que no requiere ninguna infraestructura pesada en tierra.

¿Qué calendario maneja? Uno compuesto por fechas a corto y medio plazo. Según detalla Flying, el equipo espera conseguir en 2026 el plácet que le permita volar con su Solar Airship One. Si quiere lograrlo, eso sí, antes deberá cumplir con una serie de hitos igual de cruciales: en lo que resta de año se centrará en planificar la preproducción y los patrocinios que todavía necesita, en 2024 quiere empezar la construcción de su nuevo aerostato y en 2025 aspira a su montaje final para llegar al año siguiente en condiciones de realizar un vuelo que muestre su potencial.

¿Y cómo será ese vuelo? Digno de los grandes viajes de exploración. Para demostrar la capacidad de su dirigible Solar Airship One la empresa gala aspira a emprender una travesía a lo grande, capaz de atraer los focos y despertar interés desde su misma planificación. El objetivo es completar una vuelta al mundo de Oeste a Este, de más de 40.000 km. Un periplo exigente que quiere cubrir sin escalas, a una altitud media de 6.000 metros y en apenas 20 días.

«Con salida prevista en 2026, Solar Airship One sobrevolará más de 25 países, dos océanos y varios mares», explican los impulsores de la aventura, que precisan que a lo largo de esa singladura de demostración su nave pasará sobre India, China, México, Estados Unidos, Mauritania, Mali o Francia, entre otros países.

¿Quién se encargará de la aventura? Una tripulación a la altura. Los impulsores de la travesía de 2026 han escogido a un trío experimentado: Bertrand Piccard, Dorine Bourneton y Michel Tognini. El primero de ellos entronca con una famosa estirpe de exploradores y científicos y ya tiene a sus espaldas otra aventura aerostática, la del Breitling Orbiter 3; la segunda, Boruneton, es una aviadora gala pionera, la primera mujer piloto acrobática discapacitada del mundo; y el tercero es un experimentado piloto de pruebas y ex astronauta del CNES y ESA.

Pero… ¿Cuál es el objetivo? Ofrecer Una «gran epopeya al servicio de la protección del medio ambiente y las energías renovables», según la ampulosa descripción aportada por la propia compañía gala. Retórica aparte, la compañía tiene la vista puesta en tres grandes mercados, como desliza Flying.

El primero es el ecoturismo, para lo que la compañía subraya que su singladura dejará un balance de cero emisiones de carbono. El segundo nicho al que apuntan los franceses es la aplicación militar. «Podemos estar a 6.000 metros, utilizarlo sin tripulación y permanecer en el aire durante mucho tiempo», recuerda Bourneton. Otro mercado al que podría enfocarse el dirigible en el futuro y al que también mira con interés la empresa es el de la logística y transporte de carga.

Fuente: xataka.com

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